“Sorprende gratamente que algunos propietarios no vayan a cobrar el alquiler a sus inquilinos”
“Nuestro hijo echa de menos a sus compañeros de Dismo, pero está encantado al pasar con nosotros más tiempo juntos en casa”, indican Salvador García y Consuelo González, padres de Salva, un adolescente con discapacidad física que ahora no puede acudir al centro de día de la asociación de personas con discapacidad de la comarca al estar cerrado debido al estado de alarma por el Covid 19. La familia dispone de algunos aparatos de gimnasia y el joven puede ejecutar algunos ejercicios para mantener una rutina diaria.
Salvador García fue presidente durante cuatro años de dicha asociación y regenta una tienda, Cortinas Aurora, que ahora está cerrada. “Es un palo gordo, pero la salud es lo primero”, asegura. De todas formas, su gestor le está asesorando acerca de ayudas que puede recibir y “parece que nos van a echar un cable”, afirma. No obstante, se trata de una empresa familiar, con un local en propiedad, y no tienen tantos gastos. “Pero sí hay muchas otras que lo van a pasar bastante mal, sobre todo si tienen que pagar alquiler”, puntualiza.
De todos modos, Salvador se está sorprendiendo gratamente de los gestos de algunos propietarios que han decidido no cobrar la mensualidad de sus locales alquilados. “Sé de algunos que no le van a cobrar a una peluquera e, incluso, a gente que vive de alquiler y no le cobrarán el mes”, comenta.
Residencia de mayores
La pérdida de ingresos en el seno de esta familia que reside en el barrio San Roque se ve amortiguada por la otra fuente de ingresos, la de su mujer, Consuelo, que sigue trabajando. Ella es la directora de una pequeña residencia de mayores, Hogar Compartido, en la que están internas catorce personas mayores. Tanto los residentes como los doce trabajadores se encuentran bien. “Sólo hubo una persona con pequeños síntomas, pero dio negativo”, explica.
Además de la desinfección de todo el entorno de la residencia que han llevado a cabo los servicios municipales, “desde el día cero hemos adoptado todo tipo de medidas, como cambios de turnos para garantizar la seguridad”. Cuentan con equipos de protección y han recibido donaciones diversas, como batas aportadas por el Servicio Murciano de Salud y mascarillas de Protección Civil.
Siguen las medidas a rajatabla. “En mi caso, todo el día con el equipo de protección en el trabajo y cuando vuelvo a casa, los zapatos se dejan fuera, la ropa se aparta y se desinfecta, la meto en la lavadora a más temperatura, lavado de manos… “, relata Consuelo.
La directora de Hogar Compartido admite que existe “bastante preocupación porque esta situación se está alargando y, si antes había muchas medidas de seguridad porque son personas frágiles, ahora se han extremado al dosciento por cien”.
Además, Consuelo rompe una lanza en favor de compañeras de otras residencias de mayores donde sí se han producido casos de coronavirus. “Está claro que no ha habido negligencia de directores y trabajadores, pero si se da un positivo, eso corre como la pólvora”, opina la directora de la residencia de Molina.