«Hemos llevado a nuestros suelos hacia un nivel de degradación y desertificación francamente peligroso. Extrayendo de ellos sin aportarles nada»
En la Semana Internacional del Compost hemos mantenido una conversación con Carlos García Izquierdo, director del Grupo de Investigación de Enzimología y Biorremediación de Suelos y Residuos Orgánicos del CEBAS-CISC y colaborador en el proyecto de compostaje doméstico que está llevando a cabo la Concejalía de Medioambiente de Molina de Segura. Con él hablamos de la importancia que tiene el compost a nivel doméstico y como remedio para la recuperación de los suelos agrícolas que tanta falta nos están haciendo durante esta crisis.
Hace unos días hablábamos con Maria Jesús Medina, ambientóloga, que nos contaba que ya se estaban recogiendo las primeras muestras del proyecto de compostaje doméstico de Molina antes del decreto de estado de alarma. Por el seguimiento que ha podido hacer del proyecto, ¿Qué conclusiones están obteniendo?
Desde el punto de vista de la implicación, está siendo perfecto. Todos los participantes se están implicando y muestran interés. La comunicación que tenemos por WhatsApp es casi diaria y nos llegan consultas constantemente. Desde el punto de vista de la efectividad de lo que se ha hecho todavía no contamos con resultados definitivos porque estamos a medio proyecto. Pero de las muestras que ya hemos podido tomar y analizar justo antes del estado de alarma, entre 15 y 20 compost, lo que sí podemos decir es que el compostaje que se ha hecho a nivel domiciliario está llevando un buen proceso. Hasta ahora lo que hemos visto es que se consigue una estabilización de la materia orgánica perfecta, algo que es clave para que al introducirla en el suelo no se produzcan fenómenos adversos. También hemos conseguido un proceso de higienización, a través de la temperatura, para la desaparición de los microorganismos patógenos durante el proceso. Por lo tanto, hemos alcanzado esos dos objetivos en las muestras analizadas hasta el momento. Obviamente, todo no es tan simple. A pesar de la implicación que tiene todo el mundo, también hemos tenido que ir guiando a los participantes hacia un sistema apropiado. Por ejemplo, una de las cosas que son clave para nosotros en el proceso de compostaje que se hace a nivel domiciliario es que se necesita que toda la materia orgánica que se incorpore sea lo suficientemente heterogénea y que esté lo mejor cortada posible. La humedad es otro factor clave en el proceso. Muchas de las consultas se han realizado en ese sentido. Lo que os interesa con este proyecto es darle salida a esa fracción orgánica de las basuras domésticas que llega a ser entre el 40% y el 50% del total de residuos que generamos, ya que es necesario desde el punto de vista medioambiental y para no tirar algo que todavía es útil. Con este proyecto hemos conseguido concienciar a las familias de que esto es posible y de que se puede hacer, de hecho, lo estamos haciendo. Por otro lado, sabemos que nuestros suelos tienen actualmente alta des fertilidad porque tienen carencia de materia orgánica. Con el proyecto estamos remediando, de esta forma, ambos problemas.
¿Por qué es tan importante el compost no solo a nivel doméstico sino en su uso más extensivo?
El compost es importantísimo por dos conceptos. Uno, porque constituye una enmienda orgánica que es de lo que más se necesita a efectos de fertilidad y calidad de suelo. No podemos olvidarnos que cuando buscamos sostenibilidad de cultivos para producir hoy y poder seguir produciendo dentro de 20 años, lo que necesitamos es que la propia fertilidad del suelo sea la que haga el papel fundamental para esta sostenibilidad. Y en ese sentido, la necesidad de materia orgánica es esencial. Solo hay que pensar una cosa. El nivel de materia orgánica para que un suelo se considere fértil se establece entre el 1,5% y 2% y en nuestros suelos normalmente si llegamos al 1% es de casualidad. Estamos en valores de 0,7% o 0,8%. Necesitamos materia orgánica. Antiguamente, lo conseguíamos con estiércoles o incluso con turbas. Las turbas no se pueden introducir porque no son renovables y los estiércoles debido a la mecanización que está teniendo ese tipo de mercado cada vez es más difícil conseguir estiércoles de calidad, de los que necesitamos para convertirlos en materia orgánica. El compostaje está ocupando ese lugar. El compost es un mejorador del suelo, no es un fertilizante, aporta nutrientes pero no llega a ser un fertilizante. Pero una vez que se introduce en el suelo pone en marcha todos los ciclos de elementos importantes en ese suelo y los nutrientes que tiene el suelo de por si los pone a disposición de la planta. Por lo tanto, esa labor es importantísima a favor del compost.
En un artículo suyo escrito hace unos años reclamaba una mayor atención por parte de las administraciones hacia el suelo como un recurso natural tan imprescindible como el agua o el aire. ¿En qué momento nos encontramos ahora en ese sentido?
En un artículo más reciente escribí como el compost podía ayuda a salvar el mundo. Además de ayudar a reciclar residuos que cada vez nos cuesta más darles una salida lógica, ambiental y económicamente viable. Además de conseguir eso, el compost es fundamental porque nuestros suelos necesitan de esa materia orgánica, como estamos diciendo. Respecto a tu pregunta, yo creo que hemos mejorado bastante en los últimos años respecto al «cariño» que las administraciones están depositando en el suelo. Ya la FAO en el 2015 estableció un día internacional del suelo . Esto, junto con otras muchas iniciativas recientes, ponen de manifiesto que donde antes el suelo, sobre todo a nivel agrario-forestal, se veía como un simple soporte, ahora, casi todo el mundo se está dando cuenta que ese suelo conlleva una biodiversidad y que esa biodiversidad hay que mantenerla si queremos defender ese recurso natural y no perderlo. Perderlo significa la desertificación. Una de las estrategias que yo creo que es más coherente para evitar esa desertificación y defender verdaderamente este recurso natural, es incorporar a él, enmiendas orgánicas exógenas. Hace años, antiguamente, cuando la vegetación moría, las hojas y raíces caían al suelo y, entonces, se incorporaban dentro del suelo como materia orgánica y se conseguía el equilibrio de manera natural. La vida actual ha hecho desaparecer este proceso. Hemos llevado a nuestros suelos hacia un nivel de degradación y desertificación francamente peligroso porque hemos estado extrayendo de ellos y no aportando. Y este es el momento en el que se ve que si queremos mantener un cierto equilibrio y llevar los suelos a un porcentaje de fertilidad adecuado y mantener la sostenibilidad, tanto para producir alimentos como para mantener vegetación útil desde el punto de vista ambiental, en todo ello, la materia orgánica es clave. Si esa materia no se consigue de manera natural, nuestra obligación es generar materia orgánica autóctona, exógena e introducirla al suelo. Y en ese sentido, el compost es fundamental.
Usted también es un firme defensor de la agricultura como motor económico, especialmente, en tiempos de crisis como el que estamos viviendo. ¿Cree que la agricultura saldrá reforzada de esta situación?
Yo pienso que sí. De hecho, la agricultura ha sido prioritaria en todo esto. Y al final, los pueblos nos tenemos que dar cuenta que la dependencia con terceros países es muy peligrosa. Lo estamos viendo con la energía para la que dependemos todavía de terceros países, por eso, debemos apostar por las energías renovables para evitar esa dependencia. Si con la energía ya sufrimos, imagínense lo que sufriríamos si no tuviésemos alimentación propia. Si no hacemos que nuestra propia alimentación sea la que nos libre de esa dependencia. Y en ese sentido, creo que sí va a salir reforzada la agricultura como tal porque es necesaria como pilar económico del país e, incluso, yo diría que como elemento de sostenibilidad. Lo que no podemos hacer es una agricultura que esté mal entendida y que conlleve esos efectos degradativos sobre el suelo o condicionantes negativos sobre el medioambiente. Tenemos que cuadrar mediombiente y agricultura. No me gusta poner apellidos a la agricultura, ni ecológica, ni orgánica … yo creo que la agricultura tiene que ser buena. Cuando hay una buena agricultura, el sistema suelo-planta y el medioambiente se benefician. Y ahí los que llevamos años haciendo investigación relacionada con las ciencias agrarias, podemos aportar bastante. Esta pandemia que estamos sufriendo ha demostrado que sino fuésemos capaces de mantener esa agricultura, el sufrimiento habría sido bastante mayor del que hemos tenido.