“Hay muy pocas diferencias genéticas entre personas que tienen distinto color de piel”, afirma el doctor Montoliu
- El investigador del CSIC, Lluis Montoliu, imparte mañana en Molina una charla a jóvenes estudiantes sobre Genes de colores, título de su último libro que nos sumerge en el mundo de la genética de los pigmentos
Más de tres mil estudiantes de institutos murcianos están inscritos en la conferencia, organizada por la Fundación de Estudios Médicos de Molina de Segura (FEM), que tendrá lugar mañana miércoles, a las 12,30 horas en el Auditorio Virginia Martínez Fernández, bajo el título Genes de colores, a cargo del doctor Lluis Montoliu. El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro de Investigaciones Biomédicas en Red en Enfermedades Raras (CIBERER-Instituto de Salud Carlos III), en el Centro Nacional de Biotecnología en Madrid, del que actualmente es vicedirector, ha recibido numerosos premios por sus investigaciones y actividad divulgadora.
Montoliu, que preside actualmente la Sociedad Europea de Investigación en Células Pigmentarias (ESPCR), publicó hace unos meses Genes de colores, un libro que nos sumerge en el apasionante mundo de la genética de los pigmentos, una materia que permite entender asuntos tan dispares como el albinismo, la diversidad en el color de la piel, los ojos o el pelo.
P. ¿Qué son los genes de colores?
R. Los genes de colores son aquellos que, directa o indirectamente, regulan el color de nuestra piel, nuestro pelo o nuestros ojos. Como estos pueden ser tan distintos, uno puede pensar que somos más distintos de lo que realmente somos. Lo que cuento es un canto a la diversidad para aceptarnos tal y como somos y para que estos aspectos externos no nos confundan porque, en realidad, somos muchos más parecidos de lo que estamos dispuestos a admitir. Apenas son unos pocos genes los que son capaces de cambiar nuestra piel o nuestros ojos.
P. ¿Qué diferencias genéticas hay entre dos personas que tienen diferente color de piel?
R. Muy pocas. Nuestros genomas se parecen en un 99,9 por ciento. Apenas hay un 0,1 por ciento de diferencias entre las personas. Y esas diferencias son mayoritariamente individuales. Solo unos pocos genes que tienen que ver con el traslado del pigmento a los queratinocitos de la piel es suficiente para que una persona oscurezca su piel. Las personas negras no tienen más células pigmentarias, solo son más eficaces trasladando el pigmento a las células de la piel, y eso se regula con muy pocos genes. Y no tienen nada que ver con el resto de genes que van a determinar cómo va a ser y cómo se va a comportar una persona.
P. ¿O sea, que el racismo tiene poco sentido si se estudia la genética?
R. Absolutamente. Y este es el mensaje humanista que tiene este libro y que conviene sembrarlo entre las nuevas generaciones. Aceptar que somos diversos y tenemos unos aspectos externos distintos, pero en realidad nuestros sueños o nuestra vocación no tiene nada que ver con el color de nuestra piel. No hay nada que justifique la discriminación de personas por su color de piel.
P. ¿Qué tiene que ver la pigmentación con la visión o la sordera?
R. Apenas tenemos 20.000 genes que necesitamos para vivir y cada uno tiene sus funciones. Los genes de colores tienen que ver con la pigmentación. También influyen en la visión. Las personas que padecen albinismo tienen poca pigmentación y una visión muy pobre. Pero también tienen que ver con nuestra audición porque tenemos células pigmentarias dentro de nuestro oído interno (dentro del caracol) y en el momento que no tengamos pigmentación o esas células en el oído, vamos a tener problemas de audición.
P. Usted ha afirmado que los presidentes de gobierno son un experimento de pigmentación en vivo y en directo. ¿De qué forma influyen los aspectos emocionales y psicológicos en la aparición de las canas?
R. Influyen absolutamente. Asociamos el pelo blanco con el envejecimiento, ya que las canas aparecen cuando se agotan las células que se dedican a pigmentar cada pelo. Pero también se pueden agotar cuando tenemos unos niveles de estrés muy elevados. Esto se puede constatar en las personas que asumen responsabilidades importantes, como los presidentes de gobierno. Sólo hay que comparar el color de pelo de cualquier presidente cuando empezó y cuando lo dejó. Esas hormonas del estrés han contribuido a vaciar las células pigmentarias. Por tanto, nuestras abuelas tenía razón cuando decían que si te dan un disgusto, te va a salir una cana.
P. Hay padres que recurren a clínicas de fecundación in vitro que ofrecen poder elegir el color de ojos de su bebé. ¿En realidad es posible hacerlo?
R. La respuesta corta es no. Son necesarios casi 700 genes para obtener un pigmento determinado. Estas clínicas (afortunadamente fuera del país), lo que hacen es una simplificación para verificar determinadas variaciones genéticas, que se sabe que están asociadas con una determinada probabilidad a un determinado color de ojo. Es como jugar a la lotería y tienen poco éxito. Pero más allá de si hay éxito o no, cabe preguntarse por qué alguien desea que sus hijos tengan un color de ojos determinados y ello nos llevaría a la conclusión de que asumimos que determinados colores de ojos, de pelo o de piel lo asociamos al éxito social. Por tanto, estaríamos utilizando la ciencia para crear diferencias y no para subsanarlas. Lo que tiene que hacer la ciencia es normalizar las diferencias entre personas. No creo que esté éticamente justificado este tipo de experimentos.