«El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) es la primera causa de discapacidad intelectual en Europa»- Natividad Ruiz, presidenta de ZERO SAF
Consumir alcohol durante el embarazo, aunque sea un consumo social o esporádico, puede acarrear graves secuelas en los niños y niñas. Muchos de ellos, debido a la ingesta de alcohol en la gestación, acaban desarrollando el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) y en torno a un 20% su forma más grave y conocida, el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF). Este trastorno se manifiesta de diversa forma y las personas que lo padecen desarrollan problemas neurológicos y conductuales de por vida. En el caso del SAF afecta también a la morfología de la cara y las personas que lo sufren suelen tener ojos redondos, nariz respingona o el labio superior plano. Unos síntomas que les acompañarán de por vida a pesar de que un diagnóstico a tiempo pueda mejorar su calidad de vida, especialmente, si el diagnóstico llega antes de los seis años. Así nos lo explica la presidenta de ZERO SAF, Natividad Ruiz Aniorte, que imparte esta semana una charla informativa en los dos centros de salud del municipio al grupo de embarazadas que asisten a cada uno de estos centros sanitarios. Este miércoles en el centro de salud Antonio García y hoy en el centro de salud Jesús Marín.
«Hace una década, el 70% de las mujeres embarazadas había consumido alcohol en algún momento del embarazo. Hoy es el 45%» afirma Natividad. Aún así, advierte de que la sociedad no es del todo consciente de la gravedad de consumir alcohol durante el embarazo. «Muchas mujeres consumen cerveza sin, que puede lleva hasta un grado de graduación, o 0,0, que puede llevar hasta un 0,1. Yo aconsejo no consumir ninguna de ellas durante el embarazo porque una sola gota de alcohol puede producir daños en el feto». De hecho, como nos cuenta la presidenta de ZERO SAF, se calcula que este trastorno es la primera causa de discapacidad intelectual en Europa». Un trastorno que afecta a más de la mitad de los niños adoptados provenientes de Europa del Este. «Las familias adoptivas en nuestro país fueron las que dieron la voz de alarma sobre este trastorno» sostiene Natividad. El infradiagnóstico es algo habitual en el caso de los niños adoptados y es, frecuente, que se suela confundir con otros trastornos como el TDAH. Cuando llega el diagnóstico correcto se abre un rayo de esperanza para los afectados y sus familias que encuentran, por fin, respuestas para lo que les está pasando y dejan de culpabilizarse.