El historiador Pedro Olivares charlará en el Mudem sobre «El otro Murillo, el pintor de los niños de la calle»

El sábado a las 17:30 horas, en el Auditorio Virginia Martínez Fernández del MUDEM, tendrá lugar una nueva cita del ciclo de conferencias concierto “Las estaciones sonoras en La Muralla”. En este caso la charla correrá a cargo de Pedro Olivares, catedrático de historia, que ha ofrecido un avance en una entrevista con Radio Compañía. En concreto, su conferencia versará sobre «El otro Murillo: el pintor de los niños de la calle». Después, se llevará a cabo un concierto a cargo del «Trío Granados» con música española, y jóvenes pianistas.
Olivares explica que Murillo fue un pintor sevillano, gran figura del barroco y dominador de técnicas tenebristas, naturalistas y del claroscuro. El objeto de su charla se centrará en una serie de obras que realizó sobre los niños de la calle, y que no pudo vender en España porque en aquel entonces solo se podían hacer cuadros religiosos. Por tanto, los vendía a comerciantes que los distribuían en otros países, como Holanda.
Datos de Murillo que sí están comprobados son: que nació en Sevilla en la segunda década del siglo XVII, de familia acomodada pero no especialmente rica, aproximadamente a los 9 años quedó huérfano y se fue a vivir con su hermana y su cuñado, permaneciendo en esa casa hasta el día de su boda. 10 años después enviudó y no se volvió a casar. Con su esposa tuvo cerca de 9 hijos, y varios de ellos murieron.
No está claro si viajó fuera de Sevilla para formarse como pintor, lo que sí es seguro es que Murillo no pasó ningún periodo muy largo de su vida fuera de su ciudad natal, y sí realizó viajes esporádicos a Madrid donde conoció a Velázquez. Los expertos coinciden en que se aprecian claramente elementos renacentistas italianos en sus composiciones, pero estos pueden quedar explicados por la fuerte influencia que tuvieron maestros como Zurbarán, quien cultivó diversos aspectos pictóricos de las escuelas italianas de Venecia y Bolonia. © diCrox.
Cuadros de Murillo
La pintura de Murillo fue modelada fuertemente por la fe católica que profesaba. También su orfandad, la experiencia de perder varios hijos, la época de vacas flacas y la peste asolando la ciudad a finales de la década 1650, hicieron que desarrollara una gran sensibilidad hacia los desamparados y los que más sufren en la sociedad, haciéndose experto en escenas de género con niños pobres.
Su pericia como pintor le llevó a recibir encargos de los más altos estamentos, las obras religiosas fueron sin duda su fuerte, ya que era capa de reflejar expresiones, sentimientos y emociones en los rostros y los cuerpos como nadie.