Las medidas propuestas van desde el cumplimiento de la legalidad, algo que parece lógico pero que está lejos de ser una realidad en el Campo de Cartagena, a la reducción del número de explotaciones intensivas de regadío y ganaderas, para minimizar la carga contaminante que llega al ecosistema lagunar, pasando por una restauración ambiental en toda la cuenca, sin olvidar la imprescindible coordinación institucional y gobernanza, llevada a cabo con transparencia y participación social.