De la logística del transporte a pizzero de El Llano de Molina
Después de casi dos décadas trabajando para dos grandes empresas de transporte de Molina de Segura, Antonio Matías González tomó la arriesgada decisión de abandonar el estrés que ocasiona la logística y el trabajo comercial en dicho sector para apostar por transformar una de sus grandes aficiones en su modo de vida. Desde hace tres meses es el pizzero de El Llano de Molina y confía en que así siga siendo durante muchos años. «Me siento cómodo, relajado, y si puedo estar veinte años, estaría bien», indica.
En una entrevista con Radio Compañía, Antonio Matías precisa que el proyecto surgió hace tres años y desde entonces ha ido aportando herramientas para que se convirtiera en una realidad. Compró un horno de leña en Italia, se fue a tierras andaluzas a recoger una food trucks y la instaló en la puerta de su casa, en la calle Campo de la referida pedanía. Y durante mucho tiempo hacía sus propias pizzas que probaba gente de su entorno, consiguiendo así el beneplácito y el aliento necesario para seguir alimentando su sueño. Al final nació la Ritornata. «Es el retorno en italiano y se habla de retomar una receta de 1906», explica.
En la Ritornata, Antonio Matías utiliza su propia masa con una maduración de 48 horas, a temperatura controlada para asegurar su ligereza. «Comienzo los martes amasando para que esté todo preparado para el jueves», apunta. Y de jueves a domingo, a vender en su decorada food trucks. «Lo que me está funcionando es el boca a boca, pero también me promociono en instagram», indica.
Antonio Matías González aporta también sus gestos solidarios desde su pequeño rincón gastronómico en El Llano de Molina. Recientemente, tomó la iniciativa de donar un euro de cada pizza vendida a la Asociación Española contra el Cáncer, coincidiendo con el día internacional de esta enfermedad.
Aunque no tiene tanto tiempo libre como él creía, Matías aún puede cultivar otras aficiones que también le reportan su beneficio personal y económico, con la miel que extrae de sus más de treinta colmenas. «Es algo que me apasiona», exclama el pizzero de El Llano.
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