«Las personas sin hogar viven en un estado de alarma continuo»

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Para algunos quedarnos encerrados en casa estos días es una especie de castigo que tenemos que sobrellevar como sea pero, para otros tantos resulta un privilegio. Un privilegio al que no todas las personas sin hogar están pudiendo acceder estos días. Solamente en Murcia hay una lista de espera de 140 personas en busca de un alojamiento que, con los recursos puestos a disposición para las personas sin hogar por asociaciones, ayuntamientos y Comunidad Autónoma no se está pudiendo cubrir. La lista, además, es bastante más larga de lo que nos gustaría anunciar nos cuenta Elena López, coordinadora del centro de noche de la Fundación Rais en Murcia, una entidad que lucha por erradicar el sinhogarismo. Las personas sin hogar son, sin duda, uno de los colectivos más expuestos frente al virus, están expuestos doblemente al no tener un hogar donde quedarse y porque las alternativas habitacionales que se les suelen ofrecer conllevan espacios colectivos que facilitan el contagio. Conozcamos cómo están trabajando en Murcia desde la Fundación Rais-Hogar sí.

En la Fundación llevaban a cabo diversos programas que han tenido que readaptar tras la propagación del virus. Especialmente uno de ellos, el centro de noche que se ha convertido desde finales de marzo en un alojamiento 24 horas en el que viven confinadas 18 personas. Este cambio no ha sido una tarea tan sencilla como un cambio horario. Para poder abrirlo han tenido que ampliar el equipo y contratar a una enfermera que supervise el estado de salud de todas las personas. También han tenido que adaptarse a los hábitos de algunas de las personas confinadas.  A algunas de ellas, consumidoras activas, se les permite salir durante una hora al día. En otros casos, han tenido que habilitar un espacio en el centro para el consumo de sustancias legales como el tabaco o el alcohol. Algo que era impensable que se permitiera hasta ahora en el centro pero han tenido que flexibilizar <<porque no queremos que ninguna persona tenga un síndrome de abstinencia y que empeore la situación por estar confinados>> reconoce Elena.

Por otro lado, la Fundación Rais en Murcia también desarrolla el Espacio Salud, un programa de alojamiento temporal para personas con problemas de salud y en proceso de convalecencia que han recibido el alta hospitalaria pero no médica por lo que siguen requiriendo unos cuidados especiales que en la calle sería imposible recibir. Son personas que están recibiendo tratamientos oncológicos y de otro tipo o, en los casos más graves, cuidados paliativos. En este programa han tenido que extremar las medidas de precaución, ampliar los servicios de limpieza y limitar el equipo humano que entra y sale porque, al final, son el principal peligro para ellos.

Todas estas medidas: la ampliación del equipo humano, los gastos en alimentación, la compra de EPIs a precios desorbitados para evitar contagios… están suponiendo un esfuerzo económico para la Fundación que todavía no saben muy bien cómo van a afrontar pero, lo primero, es no fallar a estas personas que no cuentan con lo más básico estos días, una casa en la que quedarse. Aunque Elena también reconoce que esta situación también ha perjudicado a muchas personas sin hogar que hacían uso del centro de noche y que al ser consumidoras activas no han podido aguantar el confinamiento,  <<ahora están en la calle sin ser atendidas por ninguna entidad social porque no hay ningún espacio de entrada y salida para ellos>>.

Desde la Fundación esperan recibir ayuda por parte del gobierno regional que es quien también les ha autorizado a transformar el centro de noche en un alojamiento para el confinamiento. El gobierno regional también ha habilitado estos días el albergue juvenil el Valle con 50 plazas que se completaron al día siguiente de su apertura y otros dos centros más en Cartagena para dar alojamiento a personas sin hogar. Igualmente, siguen quedando muchas personas en calle que están en una lista de espera que difícilmente se mueve. <<Una vez que están confinados no podemos meter a otra persona porque alguien se vaya a no ser que tenga hecho el test y haya dado negativo. Con lo complicado que está resultando que se realicen las pruebas>> sostiene Elena.

Como ya ha quedado patente en entrevistas realizadas a otras asociaciones, para Elena esta crisis sanitaria está sirviendo para, en su caso, visibilizar la realidad del sinhogarismo. <<Ahora tenemos cifras más reales de cuántas personas están en calle y necesitan y demandan un hogar. ¿Qué va a pasar cuando esto pase?… ¿Qué hacemos con las personas que hemos alojado en recursos de emergencia, volverán a la calle?>>. Desde la Fundación esperan que la administración correspondiente tome cartas en el asunto y actúe  en consecuencia porque sino la vuelta a la normalidad solo será para algunos y <<las personas sin hogar seguirán viviendo en un estado de alarma continuo>> concluye Elena.

 

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